Después de años pintando nuestras paredes de colores, cada habitación en un tono (era la tendencia que más se veía en las revistas de decoración), por fin volvieron los clásicos pisos en blanco. A mí me encantan; son luminosos, parecen más grandes y su aspecto uniforme permite muchas combinaciones de materiales y colores en el mobiliario. Si estás dándole vueltas a cómo quieres pintar tu casa, permíteme sugerirte alguna de las muchas tonalidades de blanco que las mejores firmas de pintura ponen a tu disposición en sus cartas de colores.
Es posible que sólo el tono blanco te parezca un poco monótono; si es así, en lugar de pintar toda una habitación de otro color, tienes la opción de pintar sólo una pared. En el dormitorio, puede ser la del cabecero de la cama; en el salón, la que esta detrás de la tele… Otórgale un protagonismo especial, y notarás la diferencia.
Los suelos de madera quedan perfectos con las paredes blancas, sobre todo si están recién barnizados. Y los muebles de estilo rabiosamente contemporáneo, como los de este fantástico salón lleno de personalidad, son siempre un acierto.
Para pintar el piso, si lo quieren hacer ustedes mismos, les recomendaría que utilicen una pintura de la mejor calidad; salen más caras, pero hay que dar menos manos porque son más cubrientes, así que probablemente al final gastarán lo mismo, pero trabajarán menos. ¡Ah! Y pinta la casa del color que sea, deja siempre los techos en blanco; la sensación de amplitud es muchísimo mayor.
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